Una reciente investigación de la Universidad de Stanford ha encontrado cambios en el cerebro de los/as adolescentes que explicarían una menor atención y receptividad a las voces ya conocidas. Esta información, no trascendental aunque sí curiosa, sería coherente con la necesidad de abrirse a lo nuevo que aparece en esta etapa, y que suele suponer un conflicto con el orden establecido hasta entonces, con la autoridad de padres y madres.
La posibilidad de que el cerebro sea más sensible (a partir de los trece años) a las voces de extraños podría verse como un facilitador en la búsqueda de nuevos referentes, totalmente necesarios para la socialización y el desarrollo.
La periodista preguntaba cómo pueden actuar padres y madres ante este cambio. La respuesta es la misma que cuando nos enfrentamos a otras crisis en la infancia y la adolescencia: aprender y adaptarnos. Que aproveche!
Una reciente investigación de la Universidad de Stanford ha encontrado cambios en el cerebro de los/as adolescentes que explicarían una menor atención y receptividad a las voces ya conocidas. Esta información, no trascendental aunque sí curiosa, sería coherente con la necesidad de abrirse a lo nuevo que aparece en esta etapa, y que suele suponer un conflicto con el orden establecido hasta entonces, con la autoridad de padres y madres.
La posibilidad de que el cerebro sea más sensible (a partir de los trece años) a las voces de extraños podría verse como un facilitador en la búsqueda de nuevos referentes, totalmente necesarios para la socialización y el desarrollo.
La periodista preguntaba cómo pueden actuar padres y madres ante este cambio. La respuesta es la misma que cuando nos enfrentamos a otras crisis en la infancia y la adolescencia: aprender y adaptarnos. Que aproveche!