Adicciones

El abordaje de las adicciones tiene ciertas particularidades respecto de las intervenciones con otros problemas psicosociales, lo que supone la necesidad de una mayor especialización y adaptación de los tratamientos y de los profesionales que los realizan.

En primer lugar, y aunque esto no sea exclusivo de los trastornos adictivos, las personas que padecen este problema tienen grandes dificultades para llegar a reconocerlo y ser plenamente conscientes de su situación. Esto provoca que la mayoría de las veces sean las personas de su entorno (pareja, familia, compañeros…) los que den la voz de alarma, y que en muchas ocasiones esto ocurra cuando la adicción ya está muy avanzada.

Por otra parte, aun cuando la persona afectada admite su adicción, es muy frecuente que este reconocimiento se limite al consumo de sustancias o a los comportamientos problemáticos: juego, apuestas, violencia, adicciones tecnológicas…. Los adictos, y en ocasiones también sus familiares, esperan encontrar una solución fácil y rápida: a veces un fármaco o una vacuna “milagrosa” que elimine todo impulso de recaída, a veces un cambio de ambiente o de ciudad, pensando que el problema es del entorno y no de la persona… Sin embargo, estos mecanismos de evitación forman parte del problema de la adicción, no de su solución.

Además de superar una fase de desintoxicación, algo necesario pero no suficiente, el objetivo de un proceso de rehabilitación no puede limitarse a la abstinencia de la sustancia tóxica, o en el caso de las adicciones comportamentales como la ludopatía, la eliminación de la conducta problemática. Éstos son en realidad los síntomas de un problema más profundo y cronificado, que tiene que ver con aspectos emocionales, existenciales y de relación con los demás. A menudo, llegar a entender cuán profundo debe ser el proceso de recuperación es el paso más complejo de éste.

El tratamiento psicológico de las adicciones es imprescindible para llegar a reconocer la gravedad de la adicción y poder afrontar, de una forma sana, las circunstancias, necesidades, relaciones, conflictos y emociones que tocan vivir a cada persona. El objetivo final, un cambio profundo en los hábitos y el estilo de vida, en el que ya no se viva la necesidad de mantener una dependencia.

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